Los frenos es un elemento crítico en cualquier bicicleta y mucho más si se trata de una MTB. De su buen funcionamiento depende que no nos estrellemos contra un muro o nos salgamos en una curva. Pero para que frenen bien necesitan un mantenimiento, mínimo, es cierto, pero algo de cariño hay que darles. Por ejemplo, cambiar las pastillas de freno de la bici de vez en cuando.
El cambio de las pastillas de freno es una de las acciones de mantenimiento más cotidianas y también de las más sencillas. Seguramente, si te pones a mirar la pinza de freno, en seguida te darás cuenta de cómo se hace, pero si no es así, no te preocupes, que te lo contamos.
Cambiar las pastillas de freno de bici: sencillo y económico
La incorporación de los frenos de disco supuso un antes y un después para el ciclismo de montaña (esto mismo también se está viendo ahora en las bicicletas de carretera). Se trata de un sistema de frenado mucho más robusto y fiable.
A diferencia de los antiguos V-Brakes, los discos de freno en MTB aportan una potencia de frenada mayor, también más progresividad y suavidad, al tiempo que mantienen la misma potencia de frenado en cualquier condición.
El cambio de las pastillas de freno es una tarea sencilla, que se hace en sencillos pasos:
1. Quitar la rueda de la bicicleta
Para cambiar las pastillas de freno de la bici, primeramente hay que quitar la rueda. De esa manera se dispondrá del espacio suficiente para trabajar cómodamente.
2. Retira las pastillas antiguas
Si tus frenos son algo más sofisticados, es decir, de una gama más alta, ese eje pasante será un tornillo (generalmente se afloja con una llave allen). Aflójalo y sácalo. Así de fácil. Y después, tira de las pastillas para sacarlas.
Lógico, ¿no? Es una tarea muy sencilla. Basta con retirar el pasador que las mantiene sujetas a la pinza y tirar de ellas, para sacarlas. El eje pasante suele tener dos sistemas de anclaje. El más sencillo, un pasador en forma parecida a la de una horquilla del pelo, que hace una curva en el extremo de salida. Pues con la ayuda de unos alicates, endereza esa curva, de forma que puedas extraerlo por el otro lado.
3. Limpia la pinza y los pistones
Ir limpios por la vida es fundamental, ya lo dicen las madres, que nunca se sabe lo que puede pasar. Pues con los frenos de la bicicleta y las pastillas de freno ocurre algo parecido. El polvo acumulado puede hacer que los pistones de los frenos no funcionen bien.
Limpiar los pistones es sencillo, pero hay que tener mucho cuidado. Acciona muy suavemente, repetimos: muy suavemente, la maneta de freno, de manera que los pistones salgan un poco. Una vez que ves parte de ellos (si los ves al completo significa que has apretado el freno más fuerte de lo que debías y seguramente se te haya escapado también el líquido de frenos, y eso ya es meterse en albañiles), dales con un bastoncillo de los oídos mojado en alcohol. Una vez que hayas retirado toda la suciedad, también puedes ponerles algo de grasa.
Cuando los pistones estén limpios, con otro bastoncito de los oídos, igualmente empapado de alcohol, limpia todo el interior de la pinza.
Una vez que todo esté limpio, empújale a los pistones con un destornillador plano, para que vuelvan a su lugar.
4. Coloca las pastillas nuevas
Como habrás visto al quitar las antiguas, colocar las pastillas nuevas es bien sencillo. Simplemente las introduces de la manera adecuada y después, haces lo propio con el eje pasante y lo fijas (bien apretando o doblando el extremo con unos alicates).
5. Ajusta las pastillas
Una vez cambiadas las pastillas de tu bici, vuelve a montar la rueda. Notarás que el freno estará muy blando. Eso ocurre porque los pistones han retrocedido después de limpiarlos y empujarles con el destornillador. Bastará que bombees unas cuantas veces, para que todo vuelva a su sitio.
Si notas que roza alguna pastilla con el disco de freno, afloja un poco la pinza, de manera que tenga algo de holgura. Haz girar la rueda y frena bruscamente. Repite esta operación varias veces, con el objetivo de centrar la pinza y se coloque en la posición adecuada y no produzca ningún roce con el disco. Entonces, haz girar la rueda una vez más, frena fuertemente y, sin soltar el freno, aprieta los tornillos de la pinza de freno.
Con estos cinco sencillos pasos, habrás cambiado las pastillas de tu bicicleta.
Cuándo cambiar las pastillas de freno de la bici
Cuándo se deben cambiar las pastillas de freno en mountain bike. Es una pregunta recurrente para la que no hay una respuesta fija. La sustitución de las pastillas depende de cuánto montes, de tu forma de ir en bicicleta y de la agresividad con la que uses los frenos.
Por eso, lo mejor para saber si debes cambiar las pastillas por unas nuevas, nada mejor que echarles un vistazo cada uno o dos meses, y si no lo tienes claro, desmontarlas y observar su desgaste.
Por regla general, la parte que entra en contacto con el disco de freno debe tener un grosor mínimo de un milímetro. Cualquier pastilla con menos ferodo no frenará adecuadamente y, además, pone en riesgo a tu disco de freno (cambiarlo es mucho más caro).
Hay otras señales que valen para identificar que ha llegado el momento de poner pastillas nuevas. Por ejemplo, cuando chirrían los frenos. Y también, cuando el recorrido de la maneta es superior a lo normal.
Qué tipo de pastillas de freno van mejor
El tipo de pastillas viene definido por el tipo de compuesto que entra en contacto con el disco de freno. En realidad, todas las opciones funcionan muy bien, y hay que ser un ciclista de un gran nivel para notar la diferencia, aunque es cierto que unas duran más que otras, pero también suelen ser más caras.
– Pastillas de freno metálicas
Son pastillas de larga duración. Las pastillas metálicas suelen estar hechas con un compuesto de hierro, bronce o cobre. Son más resistentes al calentamiento y se desgastan menos.
Ofrecen un tacto de frenado más seco, también suelen hacer algo de ruido al frenar y su precio es superior.
– Pastillas de freno orgánicas
Como su nombre indica, están fabricadas con un compuesto de origen orgánico. Duran menos, pero ofrecen un tacto de frenado más suave, hacen menos ruido y son más baratas.